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L’EVANGELI DEL DIUMENGE 21 DE DESEMBRE
IV DIUMENGE D’ADVENT
El sisè més, Déu envià l'àngel Gabriel a Nazaret, un poble de Galilea, a una al•lota verge, promesa a un descendent de David; ell es deia Josep, i l'al•lota, Maria. L'àngel entrà a la casa d'ella i li digué:
«Déu vos salve, plena de gràcia; el Senyor és amb vós».
Ella, es torba en sentir aquestes paraules, i pensava per què la saludava així. Però l'àngel li digué:
«No tenguis por, Maria; Déu t’ha concedit el seu favor. Tendràs un fill i li posaràs el nom de Jesús. Serà gran i l'anomenaran Fill de l'Altíssim. Déu, el Senyor, li donarà el trono del seu pare, David, serà rei del poble d'Israel per sempre, i el seu regnat no tindrà fi».
Maria demanà a l'àngel:
«¿Com pot ser això si jo no tenc marit?»
L'àngel li respongué:
«L'Esperit vindrà damunt tu. i el poder de l'Altíssim et cobrirà amb la seva ombra; per això el fruit sant que naixerà l'anomenaran Fill de Déu. També la teva parenta, Elisabet, ha concebut un fill a la seva edat; ella, que era tinguda per estèril, ja es troba al sisè mes, perquè a Déu res li és impossible».
Maria va respondre:
«Som la serventa del Senyor: que es complesquin en mi les teves paraules».
I l'àngel es va retirar.
Evangeli de Lluc 1, 26 - 38

LA HOMILIA: UN ANUNCIO SORPRENDENTE
Juan Jáuregui
El ángel de la anunciación tiene siempre muchísimo trabajo.
Lo suyo es transmitir mensajes, anuncios salvadores, aunque muchas veces sean comprometidos. Algunos, sólo algunos se recogen en los libros.
Hoy nos habla la liturgia de dos de ellos:
• El anuncio hecho a David por medio del profeta Natán: “Ve y dile a mi siervo David, ¿eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? ¿Un templo para mí? No, gracias. No quiero, ni necesito una casa grande. No me construyas una casa, ni un palacio, ni una catedral. No soy un Dios sedentario, sino un Dios peregrino. No me metas en una casa, yo quiero estar en todas las casas y en el corazón de todas las cosas…”
• La segunda anunciación, la ANUNCIACIÓN POR EXCELENCIA, no es a un rey o personaje ilustre, sino a una joven desconocida, perdida en una aldea insignificante… Casada con José de la estirpe de David, y también ella quería edificar una casa. Pero Dios le cambió los planes, y la convirtió en templo suyo a ella.
Momento único y maravilloso. Y la respuesta fue positiva:
“He aquí la esclava… Hágase”…
La Tercera Anunciación se repite ahora mismo. El ángel de la anunciación no ha terminado sus encargos. Pero esta vez no es alado, ni tiene por qué ser un profeta consagrado. El ángel puede ser cualquiera, incluso puede ser una palabra o un acontecimiento.
Y el mensaje siempre será propuesta de amor. No te pedirá el Señor la ofrenda de una casa, pero sí que quiere hacer de ti una casa, o mejor… quiere hacer de ti su casa. Eso es Navidad y Dios sigue buscando una casa para nacer.
La anunciación se repite, porque Dios sigue necesitando de una madre que lo acoja en su corazón, o de un padre que lo defienda, o de un hermano o hermana que comparta sus bienes; o de un amigo que a todos perdona, que a todos quiere, que se especializa en derribar los muros que separan a los hombres.
Dios quiere anunciarte que se HA FIJADO EN TI, para que seas:
• Su profeta, el que defiende a los que sufren, el que denuncia las injusticias, el que descubre las raíces del mal y manifiesta las situaciones o estructuras de pecado.
• Su testigo: el que sigue proclamando y viviendo las bienaventuranzas, el que repite con la palabra y la vida el evangelio, el que prolonga los gestos de su amor cercano y liberador con los pequeños, los pobres y todos los que sufren, el que está siempre cerca de todos los marginados y miserables de este mundo.
• Su sacerdote: el que consagra a Dios toda su vida y toda la vida, el que sirve de puente entre Dios y los hermanos, el que es cauce de gracia para todos. O quiere tal vez pedirte que fundes una casa viva, una familia en la que se bendiga su nombre; un hogar donde el amor triunfa sobre el egoísmo, donde el amor brilla como algo vivo.
Un mensaje de Dios para ti. ¿No estás alerta por si viene el cartero divino? No le dejes pasar. Hay cosas que Dios sólo te pedirá a ti, hay cosas que sólo tú puedes hacer. Dios sigue necesitando de ti y espera tu “fiat” cada día. Repitamos, pues, con María: “Aquí está la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”.


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