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Di no al Halloween Animacion

SUBIDA A LLUC 2014.

Unos de los fines de esta subida al Santuario de Nuestra Señora la Santísima Virgen María, bajo la advocación  de (Lluc) es para nosotros un motivo de júbilo.

Y todo fue por el hecho o gracia que nuestra parroquia recibió,   de esto ya hace muchos años. Cuentan las crónicas que todos los pueblos de Mallorca, cada año subían al Santuario para rendir homenaje,  al hecho de que la bienaventurada hubiese bajado del cielo y aparecido en la roca de la montaña.

 El nombre de Lluc, fue porque el pastor que guardaba las ovejas se llamaba Lluc, (Lucas) y de allí le viene la advocación (La Virgen de Lluc)

Nuestra parroquia acudió al llamado de la Señora del Cielo, fueron con carros y bestias, transportando a muchos feligreses de nuestra parroquia, pero en una de las vueltas el animal se asustó y hizo tambalear el carro que se precipito volcando hacia abajo por la pendiente de una curva, y la gran sorpresa fue que al llegar abajo los niños/as, adultos y mayores no sufrieron ningún rasguño.
Un hecho “milagroso” que cuentan los mayores era imposible que nadie sufriera algún rasguño.

A los pies de la Virgen, la parroquia agradeció dicho milagro a la Madre de Dios. Y prometieron “todos” que cada año volverían a agradecerle a la Señora, todos las gracias y rogarle por todas las intenciones.

Como era de esperar este año volvimos a subir a Lluc, todos los invitados a la cita. Se presento al Señor las intenciones de este nuevo “Curso” y todos los proyectos que hay por realizar, etc, rogar por nuestros enfermos, por las intenciones del Papa Francisco, por el Sínodo de Obispos, y por la Iglesia de Mallorca.

Después en el “acolliment” tuvimos la “Gran Paella” el vino lo obsequio la Parroquia a todos, compartimos dulces, cocas, etc. En un clima de hermandad.
Nuestros sacerdotes de la parroquia D. Jaume Estela, el P. Vicente de San Jenaro, nos mostraron su delicadeza y acompañamiento con gestos de verdaderos cristianos, dándonos ejemplo de solidaridad y animando a todos a colaborar con la Parroquia.

Hay que destacar el recibimiento que tuvimos por parte de la Comunidad de los PP Misioneros de los Sagrados Corazones, de la Escolanía de niños cantores, (Es blevets) que nos alegraron con sus canticos, la maravillosa homilía del celebrante, la buena preparación de la Eucaristía, etc. Todo en un ambiente de Fraternidad, claro está estábamos en la “Casa de María” nuestra Madre.

     R. Verger terrasa
  
















IGLESIA EN SALIDA- PARROQUIA

TRANSMITIR HOY LA FE y CELEBRARLA
La catequesis/ Formación Cristiana
La catequesis es un proceso de profundización en el conocimiento y vivencia de la fe, que se desarrolla a partir de una adhesión fundamental a Jesucristo, a quien se ha llegado a descubrir al menos inicialmente como revelación de Dios y centro de unificación para nuestra vida. La Iglesia celebra un sacramento que supone, expresa y acrecienta la fe y, en consecuencia, ofrece un serio proceso de formación.

Hay muchos cristianos  que en esta situación presente buscan algo que les ayude a encontrar el sentido de la vida, la integridad de la fe, buscan autenticidad y desean algo más que ritos, algo más que normas y de celebraciones que se han convertido en referentes de un pasado.   Es lo que tienen derecho a encontrar en los creyentes y en la Iglesia de Jesucristo.  La fe se recibe, se alimenta, se purifica, se prueba, se fortalece, se celebra y se comunica compartiéndola. En la familia, en la comunidad, en la Iglesia, mi fe es, a la vez, nuestra fe.
Esto no significa que todos seamos iguales, ni que tengamos las mismas experiencias o vivencias de la fe. Pero todos nos necesitamos para vivir la fe y nos ayudamos a crecer en ella. La fe, como el amor, es uno de estos bienes que aumentan cuando se comparten.
Quien vive instalado y satisfecho en la superficie de la vida nunca llegará a plantearse ni a descubrir el verdadero valor y sentido de la fe.

Para llegar a una gran parte de los jóvenes y familias  que se encuentran alejados de la vida de la comunidad parroquial, será necesario impulsar una verdadera acción misionera en la que los jóvenes creyentes y esposos,  han de asumir una responsabilidad y un protagonismo especiales. Nadie como ellos mismos podrá ofrecer un testimonio vivo del significado que el Evangelio tiene para  la sensibilidad, las inquietudes y los problemas de la juventud actual.
Hemos de favorecer la creación y animación de grupos donde los jóvenes puedan compartir entre ellos sus experiencias de vida cristiana. Y, al mismo tiempo, hemos de trabajar por la incorporación de esos grupos a la comunidad cristiana más amplia, en la que distintas generaciones de creyentes se apoyan y se interpelan mutuamente. Los grupos de jóvenes deben participar activamente en la necesaria renovación de nuestras comunidades cristianas. «Pero, además, es necesario que los jóvenes, bien formados en la fe y arraigados en la oración, se conviertan cada vez más en los apóstoles de la juventud.

Entre las debilidades de la fe juvenil que hemos de subsanar figura, en primer lugar, el déficit de experiencia orante. Iniciar a los jóvenes de manera intensa, sistemática y pedagógica a la oración individual y comunitaria resulta capital para su fe. Es preciso ayudarles a pasar de la relación intimista con un Dios que acaricia su sensibilidad, a la relación estimuladora con un Dios que interpela su vida entera y motiva su compromiso.
Una auténtica celebración de la fe nunca puede convertirse en refugio o huida ante los retos y dificultades de la vida cotidiana. Es precisamente nuestra propia vida la que ha de servir de plataforma de encuentro con Dios y los hermanos en la fe. Nuestras celebraciones litúrgicas necesitan hoy incorporar más activamente las realidades de la vida de cuantos toman parte en ellas. Orar por las necesidades de fulano y mengano, decir sus nombres si es necesario, Dar gracias a Dios por… (Nombre) etc. Etc.
Cuidar las preces en la liturgia, hacerlas más sentidas y llegar a lo más hondo de nosotros mismos y así ellas mismas nos interpelan nos hacen reaccionar y no solo dichas en abstracto que si es verdad a veces no sabemos ni que decimos, ni por quienes oramos… son algo lejano y no nos afecta.
 Sólo de este modo la experiencia de encuentro con Dios podrá resultar significativa para una fe constituida en eje y centro de toda nuestra existencia...
En definitiva hay que crear “una comunidad base” como plataforma para reavivar la asamblea.
Como sugerencia, empezar por pocos, unas reuniones familiares, de amigos, que quieren compartir sus experiencias de fe. Donde nos reunimos para momentos de ocio y compartir nuestros anhelos, etc.
Hacer de nuestras reuniones “Una fraternidad con Jesús y para El”
Tener unas “eucaristías”  más participativas y no un mero ritual, que está bien para la asamblea, pero que a veces no edifica al cuerpo.
Las celebraciones dominicales,  a mi modo de ver se han convertido en actos y gestos, oraciones, que ya contestamos por rutina y cuando el “sermón u homilía nos ha gustado la misa a sido bonita.
Esto sucede porque no la vivimos y para vivirla hay que sentirla. Para comprender el “amor” hay que estar enamorados. Nadie puede hablar de algo que no siente ni tan siquiera compartirlo. Solo de esa vivencia o experiencia en el corazón puede hablar la boca.
Una celebración renovada de la fe
 Los que por la fe y el Bautismo pertenecen a Cristo deben confesar su fe bautismal delante de los hombres  Mt 10,32. Un desafío que debemos afrontar con decisión, con valentía y creatividad, ya que, en muchas partes, la iniciación cristiana ha sido pobre o fragmentada. O educamos en la fe, poniendo realmente en contacto con Jesucristo e invitando a su seguimiento, o no cumpliremos nuestra misión evangelizadora.
No podemos presentar el evangelio de Cristo para ser atrayente de una manera muy sutil (como quien no dice la cosa) con el miedo de no herir a nadie, una manera laica  que al final nadie nos cree y por supuesto jamás llegaran a conocer a Cristo, al menos que El mismo les otorgue ese don.  Hay muchas ovejas dispersadas por el mundo que fueron y son de este rebaño del Señor,  Ayudemos al Pastor del rebaño a acrecentar el número de los elegidos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. Ap. 7
Sus contemporáneos, los testigos de su vida, llegaron a la conclusión de que Jesús de Nazaret era Dios al contemplar la grandeza de su persona y al ver lo excepcional de sus obras: en términos generales, cabría afirmar que creyeron porque vieron; es decir, fueron videntes.
      –– La “segunda generación”, o sea los que no fueron testigos oculares de su vida, los ciudadanos de Grecia, Roma... se aproximaron a la fe en la divinidad de Jesucristo porque oyeron los testimonios de aquellos que habían sido testigos de su vida y de sus enseñanzas; con otras palabras, fueron oyentes de lo que les narraban aquellos que “habían visto”. 
     –– La “tercera generación”(a la cual pertenecemos también nosotros) no hemos sido testigos presenciales de la vida de Jesucristo, ni oímos a aquellos primeros que habían sido el testigos oculares de su vida. Pero sí tenemos las narraciones de lo acontecido en los escritos del Nuevo Testamento que describen la persona de Jesús y sus enseñanzas. Cabría, pues, afirmar que nosotros no somos ni videntes ni oyentes, sino que somos simples lectores de aquello que han escrito los que vieron y oyeron.
Pero eso sí, tenemos algo en común con ellos con los de la primera generación y la segunda, “podemos sentir y vivir el gozo de ser rescatados por Cristo en la plenitud de su Palabra. En la celebración de la Santa Misa, justo después de la consagración, el sacerdote dice: “Éste es el sacramento de nuestra fe", a lo que el pueblo responde: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, (que es lo mismo anunciamos) ¡ven Señor Jesús!"
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Es una acción MISIONERA!!  Esta es la misión de los creyentes, anunciar y proclamar la fe en Cristo,  el Señor.
R. Verger Terrasa