El 4 de abril coinciden la Vigilia Pascual cristiana y
el Seder de la Pascua judía
"¿Por qué esta
noche es diferente de todas las otras noches? ¿Por qué esta noche comemos
sólo ácimos? ¿Por qué hierbas amargas?". El más pequeño de casa, con sus
preguntas, introduce el rito familiar de la Pascua judía, que se lleva a cabo
con la Haggadah, el relato de la salida de
Egipto de los hebreos, liberados por Dios de la esclavitud. Durante el seder, es decir, la cena doméstica
con la que se celebra la fiesta, la haggadah es leída
y cantada, para que la memoria se transmita de generación en generación.
Este año, el relato del libro del Éxodo resonará casi al mismo tiempo en las casas judías y en las iglesias, donde los fieles se reunirán para celebrar la vigilia pascual, recorriendo a través de las lecturas del Antiguo Testamento la historia de salvación y alianza de Dios con su pueblo.
En 2015, de hecho, el periodo de Pesach – del 4 al 11 de abril – coincide con la fiesta más importante de la cristiandad. En particular, el 4 de abril, cuando la Iglesia católica celebra la "Madre de todas las vigilias", los "hermanos mayores" judíos festejarán el seder de Pesach, después del de la vigilia del viernes 3 de abril (en la Diáspora, es decir, fuera de Israel, el seder de Pascua se repite dos noches consecutivas).
La Pascua cristiana y la Pascua judía se corresponden y raramente coinciden. La primera sigue el calendario gregoriano para católicos y protestantes, el juliano para los ortodoxos, coincidiendo sólo a veces incluso en el mundo cristiano.
La Pascua judía está fijada, como prescribe la Biblia, en el 14 del mes de Nisán del calendario judío, que es un calendario lunisolar y debería corresponder con el plenilunio sucesivo al equinoccio de primavera (21 de marzo). El Concilio de Nicea del 325 estableció, en cambio, que la Pascua cristiana caiga el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera.
Pesach en hebreo significa "paso" y por tanto el cambio de la esclavitud a la libertad, pero también el “paso” de Dios por Egipto y por las casas de los judíos marcadas con la sangre del cordero para salvarles del exterminio de los primogénitos.
También la Pascua cristiana, que hunde evidentemente sus raíces en la judía, plantea un paso, de la muerte del pecado a la vida nueva en Cristo, un paso marcado por el agua del bautismo, así como la libertad del pueblo hebreo se llevó a cabo a través de las aguas del mar Rojo.
En recuerdo del hecho de que al ser liberados, los hebreos salieron tan deprisa de Egipto que no tuvieron tiempo de fermentar el pan, durante esos ocho días está absolutamente prohibido tomar alimentos fermentados, o incluso tenerlos.
Se debe consumir matzá, el pan ácimo sin fermentar ni adobar, que es símbolo de la dureza de la esclavitud. Por esto, los días anteriores a la fiesta de Pesach se dedican a la limpieza escrupulosa de todos los rincones de la casa para eliminar cualquier sustancia fermentada. Una costumbre que se ha trasladado a otras culturas, donde “limpieza de Pascua” es sinónimo de “limpieza de primavera”.
Junto al plato ritual con el cordero, las hierbas amargas, el huevo duro (símbolo del ciclo del tiempo), está el vaso para el profeta Elías, el quinto de los cuatro vasos del seder y que se llenará casi al final de la celebración. El vaso de Elías “deja la puerta abierta a la esperanza y a la incertidumbre. Confía en la llegada del Mesías e intenta imaginar un futuro aún desconocido (Haggadah, Elena Loewenthal).
No se trata sólo de conmemorar un evento alejado en milenios, pues "en cada generación los judíos se consideran a sí mismos como si personalmente hubieran salido de Egipto".
Cada año, los Papas envían a la comunidad judía de Roma un mensaje de felicitación. El año pasado, el Papa Francisco escribió: "El Omnipotente, que liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto para guiarlo a la Tierra Prometida, siga liberándoos de todo mal
Este año, el relato del libro del Éxodo resonará casi al mismo tiempo en las casas judías y en las iglesias, donde los fieles se reunirán para celebrar la vigilia pascual, recorriendo a través de las lecturas del Antiguo Testamento la historia de salvación y alianza de Dios con su pueblo.
En 2015, de hecho, el periodo de Pesach – del 4 al 11 de abril – coincide con la fiesta más importante de la cristiandad. En particular, el 4 de abril, cuando la Iglesia católica celebra la "Madre de todas las vigilias", los "hermanos mayores" judíos festejarán el seder de Pesach, después del de la vigilia del viernes 3 de abril (en la Diáspora, es decir, fuera de Israel, el seder de Pascua se repite dos noches consecutivas).
La Pascua cristiana y la Pascua judía se corresponden y raramente coinciden. La primera sigue el calendario gregoriano para católicos y protestantes, el juliano para los ortodoxos, coincidiendo sólo a veces incluso en el mundo cristiano.
La Pascua judía está fijada, como prescribe la Biblia, en el 14 del mes de Nisán del calendario judío, que es un calendario lunisolar y debería corresponder con el plenilunio sucesivo al equinoccio de primavera (21 de marzo). El Concilio de Nicea del 325 estableció, en cambio, que la Pascua cristiana caiga el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera.
Pesach en hebreo significa "paso" y por tanto el cambio de la esclavitud a la libertad, pero también el “paso” de Dios por Egipto y por las casas de los judíos marcadas con la sangre del cordero para salvarles del exterminio de los primogénitos.
También la Pascua cristiana, que hunde evidentemente sus raíces en la judía, plantea un paso, de la muerte del pecado a la vida nueva en Cristo, un paso marcado por el agua del bautismo, así como la libertad del pueblo hebreo se llevó a cabo a través de las aguas del mar Rojo.
En recuerdo del hecho de que al ser liberados, los hebreos salieron tan deprisa de Egipto que no tuvieron tiempo de fermentar el pan, durante esos ocho días está absolutamente prohibido tomar alimentos fermentados, o incluso tenerlos.
Se debe consumir matzá, el pan ácimo sin fermentar ni adobar, que es símbolo de la dureza de la esclavitud. Por esto, los días anteriores a la fiesta de Pesach se dedican a la limpieza escrupulosa de todos los rincones de la casa para eliminar cualquier sustancia fermentada. Una costumbre que se ha trasladado a otras culturas, donde “limpieza de Pascua” es sinónimo de “limpieza de primavera”.
Junto al plato ritual con el cordero, las hierbas amargas, el huevo duro (símbolo del ciclo del tiempo), está el vaso para el profeta Elías, el quinto de los cuatro vasos del seder y que se llenará casi al final de la celebración. El vaso de Elías “deja la puerta abierta a la esperanza y a la incertidumbre. Confía en la llegada del Mesías e intenta imaginar un futuro aún desconocido (Haggadah, Elena Loewenthal).
No se trata sólo de conmemorar un evento alejado en milenios, pues "en cada generación los judíos se consideran a sí mismos como si personalmente hubieran salido de Egipto".
Cada año, los Papas envían a la comunidad judía de Roma un mensaje de felicitación. El año pasado, el Papa Francisco escribió: "El Omnipotente, que liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto para guiarlo a la Tierra Prometida, siga liberándoos de todo mal
No hay comentarios:
Publicar un comentario