Sabemos muy bien, por experiencia de vida, qué poderosas
pueden ser las palabras. En un matrimonio, el
esposo y la esposa aceptan mutuamente su Sí al
amor y también comparten amor, el uno con el otro, no
solo para un momento sino para toda la vida. Cristo
nos proclama su palabra cada vez que nos acercamos
al Evangelio. Es una palabra de confianza y amor, y
no puede dejarnos indiferentes. Tenemos que tomar
una decisión: o rechazarle a él y a su palabra o
entregarnos
a él y a su mensaje. Seguir a Jesús comporta
renunciar al mal, al egoísmo y elegir el bien, la verdad,
la justicia, incluso cuando esto requiere sacrificio y
renuncia a los propios
intereses. Hay dos maneras de vivir: Vivir para sí
mismos, o vivir para Dios y
para los demás; hacerse servir, o servir; obedecer al
propio yo, u obedecer a
Dios. ¡Ojalá aceptemos su evangelio con entusiasmo.!
Oración: Sáname Señor
Señor, escúchame. Señor, úngeme con Tu Espíritu Divino.
Inflama mi corazón con el fuego de tu amor.
Inunda mi ser con tu presencia majestuosa.
Atiende por favor la llamada de mi corazón.
Señor, perdóname todas mis ofensas.
Purifícame y cúrame de todos mis resentimientos
que pude haber contraído en mi ignorancia.
Perdóname por todas las veces que te he ignorado
cuando he pecado y no he sentido ningún remordimiento.
Dígnate en llenarme del regalo del perdón
para que en este momento pueda perdonar
a toda la gente que me ha ofendido
y que le pueda enviar mi amor a ellos y
para que ellos me perdonen también.
Señor, cura las heridas que yo mismo me he causado
por falta de perdón y de comprensión de mis hermanos.
Sáname Señor. Purifica mi corazón de modo que pueda
sentir
que no tengo ningún resentimiento contra ninguna persona
o contra mí o
en contra Tuya.
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