Vivir el Domingo, 26º del Tiempo ordinario, ciclo B
En aquel
tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios
en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro grupo.»
Jesús
replicó: «No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre
puede luego hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros está a favor
nuestro. Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del
Mesías no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de
estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una
piedra de molino y lo echaran al mar. Y si tu mano es ocasión de pecado para
ti, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al
fuego eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti,
córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida, que ser arrojado con los dos
pies al fuego eterno. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más
te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al
fuego eterno, donde el gusano que roe no muere y el fuego no se extingue.»
SON AMIGOS, NO ADVERSARIOS
A pesar de los esfuerzos de Jesús por enseñarles a vivir como él, al servicio del
reino de Dios, haciendo la vida de las personas más humana, más digna y
dichosa, los discípulos no terminan de entender el Espíritu que lo anima, su
amor grande a los más necesitados y la orientación profunda de su vida.
El relato de Marcos es muy iluminador. Los discípulos informan a Jesús de un
hecho que les ha molestado mucho. Han visto a un desconocido «expulsando
demonios». Está actuando «en nombre de Jesús» y en su misma línea: se dedica a
liberar a las personas del mal que les impide vivir de manera humana y en paz.
Sin embargo, a los discípulos no les gusta su trabajo liberador. No piensan en
la alegría de los que son curados por aquel hombre. Su actuación les parece una
intrusión que hay que cortar.
Le exponen a Jesús su reacción: «Se lo hemos querido impedir porque no es de
los nuestros». Aquel extraño no debe seguir curando porque no es miembro del
grupo. No les preocupa la salud de la gente, sino su prestigio de grupo.
Pretenden monopolizar la acción salvadora de Jesús: nadie debe curar en su
nombre si no se adhiere al grupo.
Jesús reprueba la actitud de sus discípulos y se coloca en una lógica
radicalmente diferente. Él ve las cosas de otra manera. Lo primero y más
importante no es el crecimiento de aquel pequeño grupo, sino que la salvación
de Dios llegue a todo ser humano, incluso por medio de personas que no
pertenecen al grupo: «el que no está contra nosotros, está a favor nuestro». El
que hace presente en el mundo la fuerza curadora y liberadora de Jesús está a
favor de su grupo.
Jesús rechaza la postura sectaria y excluyente de sus discípulos que solo
piensan en su prestigio y crecimiento, y adopta una actitud abierta e inclusiva
donde lo primero es liberar al ser humano de aquello que lo destruye y hace
desdichado. Éste es el Espíritu que ha de animar siempre a sus verdaderos
seguidores.
Fuera de la Iglesia católica, hay en el mundo un número incontable de hombres y
mujeres que hacen el bien y viven trabajando por una humanidad más digna, más
justa y más liberada. En ellos está vivo el Espíritu de Jesús. Hemos de
sentirlos como amigos y aliados, nunca como adversarios. No están contra
nosotros pues están a favor del ser humano, como estaba Jesús.
José Antonio Pagola
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